CARTAS AL CIELO 

17 de mayo 2024

La ofrenda de paz

Cuando un israelita quería disfrutar de la paz de Dios, ofrecía una ofrenda, esta podía ser de ganado vacuno, ovejas o cabras.

Cualquiera que fuese el animal ofrecido tenía que ser limpio y sin mancha, tenía que ser hecha con acción de gracias.

Esta se expresaba con cánticos y alabanzas de un corazón que en esos momentos no tenía la paz que su corazón necesitaba y que la podía obtener mediante este sacrificio. 

Los animales eran sacrificados mediante un ritual, le ponían las manos en la cabeza y eran degollados por los sacerdotes en la puerta del tabernáculo,  toda la grasa debía quemarse como ofrenda a El, siendo olor grato delante de Su presencia. 

Isaias dice: "el castigo de nuestra paz fue sobre El"

Hoy en día, en el tiempo de la gracia,  no nos es necesario sacrificios de animales para obtener la paz, Jesús fue ese sacrificio vivo, ese cordero sin mancha que sufrió el castigo para que pudiéramos tener la paz interior que nos da Papa.

Más en muchas ocasiones nosotros nos dejamos turbar, esa turbación no nos deja experimentar la paz que tanto precio costo 

(la muerte de un inocente)

El problema es que nosotros somos la grosura

(la grasa), pero no entendemos que esa grosura tiene que ser quemada delante de Papa,  la grosura representa mi interior,  mis pensamientos,  mis conceptos,  mis inseguras, mi ego en definitiva,  que no significa que yo sea egoísta, significa que por encima de El y su propósito en mi vida,  estoy yo, más cuando soy consciente,  cuando permito que la grosura sea quemada, cuando permito que el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec (Jesus) que mi grosura como ofrenda,  entonces soy olor grato,  entonces esa paz de la que habla Jesús en Juan habita en mi interior,  entonces aunque por un momento me perturben las cosas que me ocurren, las paz que sobrepasa todo entendimiento estará dentro de mi y nada, ni nadie me la podrá quitar.

Feliz viernes

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